Las redes sociales son una realidad y parecen ser una necesidad para muchos. Desde el registro en cualquiera de ellas, el usuario pasa a considerarla una parte esencial en su rutina y se convierte en un rito, que realiza todos los días para estar en contacto con su mundo, su red.
Cuanto más se usa la red social, más se necesita el contacto permanente con la sociedad, la información, las noticias y los eventos, que se producen en esa red social; de ahí se explica que triunfen en países como España, Portugal, Italia o Brasil, donde las relaciones interpersonales son muy activas.
El número de personas en contacto, a través de las redes sociales, es cada vez mayor. En esta masiva interconexión puede ponerse en práctica la teoría de los Seis Grados de separación; según ésta, todas las personas del planeta están conectadas entre ellas a través de no más de seis personas de separación.
Sin ninguna duda, éste es un fenómeno sociológico a escala mundial. Puede parecer sorprendente el hecho de la conexión a gran escala, pero como todos sabemos, el planeta tiende cada vez más a la globalización. La sociedad muestra la necesidad de estar on line y de exponer cada vez más información, para que todos seamos conscientes del devenir de la historia actual, historia a pequeña escala personal, pero que forma parte, al fin y al cabo, de la historia de nuestra generación.
La cuestión queda por tanto planteada: todos nos beneficiamos del aquí y ahora, de la instantaneidad y de la máxima actualidad; pero, ¿es realmente tan positivo? ¿Qué ha sido de la personalidad y de la privacidad? Las redes sociales nos permiten poder mantener relaciones y estar al corriente de todo los que ocurre en nuestro entorno cercano y que nos interesa, pero quizás consciente, o inconscientemente, eliminamos una parcela de nuestra intimidad, de nuestra vida personal. Además, muchas de ellas, nos incitan a ello, a través, de juegos, aplicaciones, etc.
Al fin y al cabo, toda la información que exponemos en las redes sociales son parte de nuestra vida y de nuestra personalidad; ésta puede ser empleada en beneficio de otras personas sin previa autorización, además de por la misma red social, o para otras causas, que incluso desconocemos.
Las redes sociales, son una fuente de divulgación de tendencias y preferencias que consigue, sin precedentes, un gran impacto publicitario. Empezó como una nueva forma de comunicación y, además, está llegando a alcanzar un importante trasfondo comercial. Éste no es sino un eslabón más para la sociedad de consumo a escala global.
Teresa Gil Sánchez - Carrasco
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